La Destrucción del Imperio de los Incas
Waldemar Espinoza Soriano
¿Cómo explicarse que un puñado de invasores españoles hayan derrotado a miles de soldados andinos y luego subyugar a millones de peruanos? ¿Cómo pudo un grupillo de aventureros aplastar a un imperio tan poderoso? ¿Cómo explicar el avasallamiento del Tahuantinsuyu en uno o dos años lo más?
Hasta cuatro han sido las respuestas, pero dos de ellas las más difundidas:
1. La ayuda divina derramada sobre los españoles.
2. La superioridad racial y cultural de los conquistadores y su secuela de resultados: ventaja armamentista, estratégica, política, etc;
3. El absolutismo exageradodel Estado Inca, que había convertido en autómatas a los tributarios andinos, al estremo de que caída la cabeza dirigente -el inca- se vino todo abajo; y
4. La situación social y política de los reinos señoriales conquistados por los emperadores del Cuzco.
Uno de los historiadores más sagaces que han estudiado este último problema es Alejandro Lipschutz. En su estudio publicado en 1963 da tanta importancia a este asunto que lo analiza casi enteramente en la tercera parte de su libro. Así por primera vez, hace resaltar el colaboracionismo de los señores étnicos, quienes lo hicieron para vengarse de antiguas rivalidades interseñoriales y también para salvaguardar el status socio-económico en que se desarrollaron dentro de las estructuras andinas, y así mismo por la oposición que reinaba dentro de las clases sociales dominantes. Dicha colaboración señorial fue muy dura -en Chile y Paraguay por ejemplo-. En estos, "la resistencia del campasino libre contra el señorialismo intruso, en defensa de su terruño, de sus costumbres, de su lengua y de sus dioses [fue] capaz de desarrollar en esta su lucha, [un] valor grande e inquebrantable".
El providencialismo surgió el año mismo d ela muerte de Atahualpa. Los españoles justificaron la caída del Imperio Inca con argumentos carismáticos. En tal sentido, no algunos sino todos los conquistadores pensarosn que Dios lo había determinado así, para poner fin al depostismo dictatorial delos Incas. En todas las crónicas de la conquista, y también en las posteriores, se hallan dichas meditaciones. Tal sucede en las de Jerez, Sancho, Cieza, Pedro Pizarro y hatsa en la del culto Acosta. Para los conquistadores, fue la ayuda de la virgen y de Santiago Apóstol la que determino la caída del Imperio Inca. Acosta, por ejemplo, cree que el imperio se desplomó víctima de sus pecados nefandos, ya que Huascar fue fruto del incesto entre hermanos, es decir,de una unióm ilícita, contra la ley natural. El Impeiro acabó, pues, por orden de Dios para terminar con la idolatría e implantar la religión católica.
La superioridad racial del europeo, esgrimida como argumento para revitalizar la leyenda de la fácil conquista, brotó también en el siglo XVI. Pero fue en el XVIII y más todavíaen el XIX cuando cobró verdadero valor. Morton, por ejemplo, en 1829 publicó un libro titulado Crania Americana (Filadelfia), donde sostiene que las cabezas de los indígenas comunes del Perú acusan un claro índice de estupidez, salvo las testas de los incas. De estos dice: "Los cráneos de la raza de los incas presentan una decidida superioridad en las facultades intelectuales con otras razas del pueblo común del Perú". Y lo curioso es que su criterio aún regía en 1870. Como consecuencia de esta teoría, otros explicaron el fin del Imperio negando y desvirtuando el valor indígena. Los imaginaron como a guerreros pusilánimes y acomplejados frente al invasor armaod venido de España. Pero el complejo de la superioridad racial quedó desvanecido, más tarde, con las investigaciones serias de la antropología científica. Quedó demostrado que no pasa de ser sino una de las muchas y fútiles vanaglorias de los conquistadores y de los europeos en general. Quedó aclarado, pues, que cualquier razonamiento invocando al fetichismo, la supertición o la inferioridad racial y cultural del peruano es tan anticientífico y tan falso como las baladronadas de los españoles, quienes creíuan en la ayuda celestial.
Uno de los abanderados de la tesis de la inferioridad racial y cultural de los peruanos, como factor primordial para la ruina de si Imperio, es el norteamericano Ch. F. Lummis. Para etse escritor, el solo hecho de haber estado el Perú poblado de "indios" es ya una prueba palmaria de su inferioridad total. Los vio imposibles de crear un reino y pero una república como la actual de estados Unidos, porque la vida andina -dice- fue sencillamente tribial. No vale la pena seguir comentando las atribiliarias y prepotentes teorías de Lummis, propias de su mentalidad segregacionista e imperialista, poruqe la arqueología y la etnohistoria las han destruido. Sin embargo, hay que anotar que para Lummis la población andina fua de las más inferiores y embrutecidas del mundo por la sencilla razón -seún él- de "no ser mas que indios". Niega la existencia de incas y de curacas, y despectivamente a todos los habitantes no los vio sino como a "una tribu de indios".
Otro de los argumentos, muy mentados y estudiados, para demostrar la fácil destrcción del Imperio, fue la división existente entre el ejército y la clase dirigente en dos bandos: los de Huascar y los de Atahualpa, que vale decir entre anan y urin cuzcos. Desunión que llevó consigo una cruel y larga guerra civil, de la que se aprovechó Pizarro, ayudando al uno en contra del otro, y viceversa, hasta hacer desaparecer a los dos y quedarse él como único gobernador de todo el territorio. No cabe duda que de las teorías hasta ahora en boga, esta ha sido la aceptada como la más lógica y natural de todas.
Pero también hubo hombres que sepregunatron ¿Cómo es que los araucanos, los chichimecas y otras tribus de cultura marginal no pudieron ser conquistadas con la misma sencillez que el Perú y México?. Esto ya se interrogaron Cieza en 1533 y Acosta en 1590. Y, en realidad, su estudio es fundamental para comprender la caída dle Imperio Andino. No hay que olvidar que los araucanos recién fueron vencidos entre 1860 y 1870.
Autores tan antiguos como Cieza y Acosta, y otro tan moderno como lo es Lipschutz, sostienen que los araucanos no fueron subyugados fácilmente, no fueron conquistados "nunca" por los españoles porque no habían formado señoríos. No habían tenido reyes a quienes obedecer, porque jamás habían estado sometidos a dominio extranjero. Era una gente libre. Su régimen socio-político-económico de nomadismo les incitó a combatir y esto les posibilitó la resistencia. Si hubieran estado estructurado en señoríos, como si lo estuvieron los de México y del Perú, se habrían derrumbado rápidamente; porque entregado el rey absoluto estaba cedido todo. Entre los araucanos no habían maceguales ni mitayos ni yanaconas. Allí, los jefes no eran hereditarios sino elegidos, según la valentía y la fuerza. Alli, el jefe no hablaba en forma personal, sino que su palabra era la expresión del pueblo, y su sentir el sentimiento de la masa.
Lipschitz sostiene, como lo sostuvo también Cieza en 1553, que para entender y explicar el ocaso de los imperios americanos es imprescindible estudiar el estado social de los diversos señoríos étnicos del mundo andino y el señorialismo feudal traído por los españoles. Porque de las fuerzas que se originan del encuentro de esas dos estructura mentales, dependó la caída rápida del imperio. Del encuentro antagónico, y hasta cieto punto incompresible, de esas dos extructuras mantales se origina la Conquista.
En tal sentido, nosotros debemos analizar cuál era la situación política de los curacazgos o señoríos étnicos que integraban el Imperio del Tahuantinsuyu. ¿Qué pensaban los jatuncuracas de los incas? ¿Cómo juzgaban la política económica y social impuesta desde le Cuzco? ¿ Estaban contentos con la Conquista Incaica? ¿U ocultamente ansiaban su liberación? ¿Qué actitud tomaron los jatuncuracas y señoríos étnicos ante los españoles? ¿Cómo los recibieron? ¿Qué vieron en ellos?.
Sólo después de contestar a estas interrogantes podremos comprender que la leyenda de la fácil conquista es sólo una mera leyenda. La fácil conquista, descubriremos entonces, que se debe a la rivalidad nacionalista de las étnias andinas y a la oposición de éstas al dominio del Cuzco.
Además, la historia social ha aclarado que las sociedades no señoriales, las organizadas sin estratificación clasista, son las que resisten al señorialismo intruso e invasor. Son las que defienden su cultura, tierras y lengua hasta desarrollar una lucha larga y valiente, a veces hasta morir en aras de la libertad. En cambio, las étnias estructuradas en señoríos, como sucedió en los Andes, se desenvuelven en un ambiente contrario. Pero este movimiento propio de los señoríos hay que descubrirlo en fuentes inéditas; poruq elos cronistas españoles hasta hoy conocidos sólo lo mencionan muy opacada y ligerísimamente.
Podemos afirmar que los españoles callaron la asistencia y alianza de los señores étnicos, con un fin preconcebido: mp perder las encomiendas. Si ellos hubieran manifestado que le Tahuantinsuyu fue conquistado por los mismos peruanos para entregárselo a los españoles, entonces ¿con qué derecho habrían reclamado gratificación de servicios a la Corona? Incluso Cieza de León, el sereno Cieza, disimula mucho el colaboracionismo de los señores étnicos. Para el hay varios factores, pero ninguno tan favorable como la rivalidad política entre Huascar y Atahualpa, y el favor de la divina providencia desde luego. En cambio, las alianzas señoriales con las cuales se benefició Hernán Cortés, no fueron calladas. Bernal Diaz del castillo las menciona varias veces; y Acosta, cronista que publicó su obra en 1590, escribe:
Fue... gran providencia del Señor que cuando fueron los primeros españoles, hallaron ayuda en los mismos indios, por haber parcialidades y grandes divisiones... El ayuda de los de la provincia de Tlascala, por la perpetua enemistad que tenían con los mexicanos, dio al marquéz Don Fernando Cortés, y a los suyos, la victoria y señorío de México, y sin ellos fuera imposible ganarla ni aún sustentarse en la tierra.
Quien estima en poco a los indios, y juzga que con la ventaja que tienen los españoles de sus personas y caballos y armas ofensivas y defensivas, podrán conquistar cualquier tierra y nación de indios, mucho menos se engaña.
Alli está Chile, o por mejor decir Arauco y Tucapel, que son dos valles que ha más de veinte y cinco años que con pelear cada año y hacer todo su posible, no les han podido ganar nuestros españoles casi un pie de tierra.}
Si Moctezuma en México, y el inga en el Perú se pusieran a resistir a los españoles la entrada, poca parte fuera Cortés ni Pizarro, aunque fueran excelentes capitanes, para hacer pie en la tierra.
(Tomado del libro "Destrucción del Imperio de los Incas", por Waldmar Espinoza Soriano. Libro que narra detalles de la ayuda incondicional que brindaron los señores étnicos -especialmente los Huancas- a los conquistadores españoles. Tiene en sus pies de página referencias de las fuentes inéditas escritas a las que el autor tuvo acceso. ¡Muy buen libro!)
Crónica del Perú y El señorío de los Incas. Por: Pedro Cieza de León Descargar
Los Incas Frente a España. Por: Luis Guzman Palomino Descargar
2 comentarios:
Waldemar Espinoza uno de los mejores en lo que se refiere a los Incas, recomiendo ese libro. Muy buen aporte, gracias por los archiovs para descargar.
seria posible que hicieras un resumen critico de esta obra de waldemar espinoza
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